viernes, 1 de noviembre de 2013

mi debate interno de la globalización

Nunca me ha gustado mucho la soda, la tomo si no hay nada más, como en las fiestas, pero en realidad nunca se me antoja.

Últimamente me ha dado por comprar té del local, ya sea Jaz-tea, Bon-tea, Naran-tea, whatever, de ese que a veces te toca echado a perder y sabe como a alcohol.

La razón es sumamente hippie: es un té más natural, sí tiene azúcar, pero no es pura azúcar y químicos como un té de una linea de sodas como el Nestea o el Arizona, sabes que tienen que usar ingredientes más locales al no contar con una fábrica transnacional, además, saben más a té... más bien SABEN A TÉ. Digo, también me gusta mucho el Nestea y el Arizona, pero no hay que negar su diabetes en potencia. No sólo eso, sino que al comprarlos apoyo a una industria más pequeña y local, y no contribuyo al crecimiento de una megacorporación.

A mí siempre me han gustado mucho los abarrotes, sí, son pegajosos, pero tienen más variedad de cosas y mucho más baratas, con él tiempo he visitado cada vez menos, y no porque los oxxos hayan invadido, que sí lo hacen, sino porque me mudé a una colonia en la que ya no hay. También me parece extraña la idea de un mundo sin papelerias.

Sin embargo, son este tipo de negocios los que amenazan con desaparecer aplastados por las grandes corporaciones.

Y es triste.

Es triste, pero a veces las grandes corporaciones sí te ofrecen mejores ofertas, variedad de productos, facilidades, etcétera, y pues, al final, uno va con quien le da un mejor servicio...

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